Poemas       


Suspiros de la Noche

En la penumbra, la noche suspira, 

un manto estrellado cubre el cielo. 

Susurra la brisa un dulce desvelo,

 y la luna, testigo, se inspira.


Bajo el firmamento de azul profundo, 

las estrellas danzan en su danza. 

Cada destello, una esperanza, 

un secreto en el silencio fecundo.


El silencio nocturno, un poema en sombras, 

entre susurros y hojas que murmuran. 

En el arte mayor, la noche murmura, 

versos que la oscuridad alfombras.


La noche, en su calma, un suspiro al viento, donde el alma halla su refugio eterno. 

Arte mayor, ritmo sereno y tierno, 

en el poema nocturno, un dulce aliento.

Eco del Amanecer

En el umbral del día que despereza, 

la aurora despierta con tenue luz. 

El cielo, lienzo pálido, da su cruz, 

y la bruma acaricia con su tibieza.


Los rayos del sol, cual flechas de oro, 

atraviesan las sombras de la alborada. 

La naturaleza, en su danza animada, 

revela secretos en su propio decoro.


Arte mayor, compás del universo, 

en cada rincón, una sinfonía. 

La luz acaricia, melodía y armonía, 

tejiendo versos en un eterno verso.


En cada hoja, gotas de rocío, 

en cada pétalo, un suspiro leve. 

Arte mayor, partitura que se mueve, 

en el lienzo del día, un dulce albedrío.

Reflejo del Ocaso

En el ocaso del día que declina, 

el sol se rinde al abrazo nocturno. 

El cielo, en su paleta, unterno, 

pinta tonos cálidos en su rutina.


Las sombras danzan al compás sereno, 

bajo la luna que despierta su brillo. 

La noche, en su manto, es un murmullo, 

y el viento, confidente, juega el juego.


En el horizonte, el sol se desvanece, 

deja su rastro en la paleta del cielo. 

La tarde, cual poema, en su desvelo, 

se torna en noche, y el día perece.


Arte mayor, ritmo que la tarde canta, 

cada verso un suspiro que se eleva. 

En el crepúsculo, el alma se eleva, 

y la noche, en su danza, nos encanta.


Canción de la Naturaleza

En el bosque quieto, un suspiro, 

la brisa acaricia hojas y flores. 

Los árboles, altivos, testigos, 

de secretos que guardan amores.


Siluetas danzan en la pradera, 

bajo el cielo de azul infinito. 

El sol, pintor, en su carrera, 

colorea el día con granito.


En la montaña, eco lejano, 

canta el río su eterna canción. 

La vida, como fino tejano, 

teje sueños en su creación.


Arte mayor, en cada momento, 

la naturaleza compone su son. 

Cada instante, un sacramento, 

en la sinfonía que el alma abraza con fervor.

Nombre : Carlos Cumbal 

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